Por Isamar Anzalotta Hernández

 

Soy azul de la piedra

luz entre faroles

incierta la llama que alimenta

una nube cuelga sus flores,

cabeza de alambique

cocina el coco su destreza

frágil gigante como pique

llora de amor una rareza.

Entre mirar ya caigo,

aunque evada oportuna

un sol se repite sin brazos

no hablamos de fortuna,

rebota lo brillante

de tanto azul cercano

como la leña de un hermano

intento sin espera

la hora del sitio sembrado

la pulpa incolora llena,

se siembra por mi boca

aguanto el puñal en el disparo

y revive sin reparo

como paro la meta

morfo sin nombre desgarrada,

azul lo que es el amparo

en esta imagen sellada.

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