de Irving Saúl Rodríguez Acosta

I

Este cuerpo es un papel

arrugado

en la espera de las palabras que no llegan.

¿O es que están escritas en tinta blanca sobre mis argollas desnudas?

 

Semen.

Se articula genéticamente al ser expulsado por el conducto placentero de mi—

como si ese orgasmo fuese—

aunque está en otro—

secándose con—

¡Que hastío!

¡Limpiándose por los ojos que trascienden el transcurso transversal de tu maldito silencio!

 

La lengua no me permite los vocablos

hace falta más lenguaje para poder entrar en tu cuerpo

y ser permanencia.

¿No bastaron los orgasmos, los gemidos, las palpitaciones, el ojo a ojo en parpadeo, la risa al morderte la oreja, escucharte hablarme en suspiros, gritarme, arañarme, el “te amo” y los “coños” de sudor que te secas, entregarme entre ser gruñón, y quejón, y mandón, e insuficiente?

 

No bastó.

 

Nadie nunca me enseñó a descifrar el lenguaje del silencio

no sé escribir los fonema del dolor

no sé qué hacer con ese aire aglomerado de palabras que guardabas en tus pulmones volcánicos en erupción.

 

Todo parece un salpicar moribundo.

 

Un salpicar blanco sobre la ausencia.

 

Una lluvia de nada en la que me quedaré mojado—por años.

 

II

 

Me rehúso a utilizar las dos palabras que siempre—:

[        ]

hay algo poético en el vacío de los cuerpos

hay algo poético en los cuerpos vacíos que tratan de verse reflejados en lo que nunca se termina.

 

Como un papel arrugado que cumple su función al ser soltado hacia el olvido:

tal vez

octubre

vuelve

le hace falta a los versos una explicación prolongada

le hace falta a los versos mi “tú”.

 

III

 

Quiero que mi tercer poema sea este único verso sin sentido.

 

IV

 

“Quiero”

los cuerpos verbales a veces tienen su falla heroica

querer y necesitar se complementan

y utilizar un “te quiero” es como ser un niño caprichoso que no capta que—

lo mejor hubiera sido amarnos con esa sensación de no necesitarnos

amarnos con esa falta de “te quiero”

tal vez amarnos como te amo ahora, en ausencia, en seguridad de que te amo.

 

Tal vez hubiera sido mejor decirnos un “te espero”.

 

V

 

Si tengo que ser papel arrugado para siempre: lo sería.

Quiero—Espero que en mi cuerpo se queden todas las ausencias

y que en la madrugada me encuentren:

sucio, lleno de semen y olvidado

pisoteado o entre los musgos

arrinconado entre el entierro.

Exiliándome poco a poco de tu cuerpo.

 

Para en las noches arrastrarme

sin que me vean

hasta las olas

sé que es raro

pero la lluvia podrá borrarlo todo menos las lágrimas

las sales se borran entre sales.

 

No me esperen entonces en la orilla

y cuando me vean en la madrugada pónganme en sus manos

y si no quiere tenerme:

llévenme al mar.

 

Allí mi cuerpo transitará a otros cuerpos olvidados.

Allí mi cuerpo será lo que siempre has deseado:

 

arrugas de papel mirando al cielo manso.

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