Por Yomarilly Meléndez Meléndez
Me iría, pero no me voy
o tal vez, no me he ido todavía.
Hay años que se miden en luz
otros en distancia.
Hay distancias que se miden
en asombros, silencios, llamadas.
Desde los 50’s mi generación
ha gastado más en pasajes
que en casas.
En Indiana está Keila
En Miami José
En Colorado Javier
En Maryland Leslie y Carlos
En Nueva York, Portland,
San Diego, Massachuset
están los Joeles, los Pablos, las Sheilas.
Algunes vienen dos o tres veces al año:
Siempre en verano
siempre en Navidades.
Otres van planeando la partida:
A Carolina del Norte,
Nueva Jersey
Orando, Austin
se van los Jonathans, las Yesenias, las Maras.
El regreso lo llevan en los ojos
Aunque de seguro hallan quienes
no quieran mirar pa’ aca.
Mi hermano por ejemplo
vivió un tiempo
en Kissimmi
Pero viró porque no había playa.
Cuando regresó hicimos un sancocho
en casa de los viejos.
Miro caer el sol
mientras pendula
una decisión entre
mis cejas.
Recibo un mensaje de Keila
que acaba de aterrizar.
